Mikel Arteta había hecho un llamado apasionado a los seguidores del Arsenal para el partido de ida de semifinales de la Champions League contra el PSG, pidiéndoles que “trajeran sus botas” para crear un ambiente infernal.
En respuesta, el Emirates Stadium se convirtió en una caldera ruidosa, y los jugadores de Arteta trabajaron con una intensidad casi frenética. Sin embargo, toda esa energía y furia no pudieron compensar la calidad superior del rival.
El Paris Saint-Germain, considerado uno de los equipos más finos de Europa, se llevó la victoria por 1-0 en este primer asalto de la semifinal gracias a un gol temprano de Ousmane Dembélé, y bien pudieron haber ganado por un margen mayor.
El PSG ya ha superado a los cuatro clubes ingleses a los que se ha enfrentado en la Liga de Campeones esta temporada. A menos que el Arsenal consiga un pequeño milagro en el Parc des Princes el próximo miércoles, los hombres de Luis Enrique se asegurarán un puesto en la final de Múnich el 31 de mayo.
En sus mejores momentos, como en la primera media hora de esta semifinal de ida, el PSG se mostró tan fluido y dominante como el Barcelona de Luis Enrique que reinó en Europa en 2017.
No se trata de que el Arsenal “se arrugue” o “se ahogue”, etiquetas que a menudo se les cuelgan de forma simplista. Simplemente, no son tan buenos como el PSG. Del mismo modo que no son tan buenos como el Liverpool, ni lo fueron como el Manchester City en las etapas finales de las pasadas ligas.
Esto se mantuvo cierto incluso si sus delanteros centro, Kai Havertz y Gabriel Jesus, hubieran estado en forma, o si Gabriel hubiera podido formar pareja con William Saliba en el corazón de la defensa.
Cierto es que a Mikel Merino le anularon un gol de empate por fuera de juego poco después del descanso, pero el PSG también desperdició dos oportunidades claras para sentenciar el partido en los minutos finales.
Este encuentro enfrentaba a los dos clubes más famosos de Europa que nunca han sido campeones de Europa.
Para el Arsenal, era su primera semifinal de Champions League en 16 años. Para el PSG, la oportunidad de sumar otra víctima inglesa a su lista, que ya incluye a Manchester City, Liverpool y Aston Villa.
La insistencia de Arteta en que los aficionados “trajeran sus botas” y el recuerdo de cómo el PSG flaqueó en un ruidoso Villa Park hace quince días, donde una ventaja global de 5-1 se convirtió en un nervioso 5-4 en cuartos de final, sugerían que podrían ser vulnerables en un ambiente hostil.
Arteta también apareció en la pantalla gigante antes del inicio, instando a sus seguidores a reclamar cada decisión arbitral.
Sin embargo, toda esa charla combativa quedó sin sentido a los tres minutos y medio de juego.
Ousmane Dembélé recibió la libertad del Emirates para avanzar desde el centro del campo, pasar a Khvicha Kvaratskhelia y luego recoger el balón devuelto por el extremo georgiano para dirigir su disparo al poste lejano, que rebotó dentro de la red.
Nadie había desafiado al máximo goleador del PSG mientras avanzaba, y nadie se molestó en marcarlo cuando anotó. ¿Acaso no recibieron el memorándum de “traer las botas”?
La sanción de Thomas Partey significó que Merino tuvo que volver a su puesto habitual en el centro del campo después de una exitosa etapa como falso nueve, con Leandro Trossard jugando de delantero centro.
Pero Trossard fue rápidamente amonestado por derribar a Achraf Hakimi en una contra.
El equipo parisino lucía irresistible al principio: la velocidad de su toque y movimiento era hipnotizante, con Kvaratskhelia y Désiré Doué desbordando constantemente. El impronunciable georgiano atormentó a Jurrien Timber, quien sobrevivió a una clara reclamación de penalti y de alguna manera evitó una amonestación tras una fuerte entrada al extremo.
El equipo de Enrique ha evolucionado considerablemente desde que perdieron 2-0 aquí en la fase de grupos hace siete meses.
Doué vio un disparo bien salvado por David Raya, y Fabián Ruiz estrelló el balón en el poste en el rechace, aunque fue señalado fuera de juego.
El Arsenal tuvo varias ocasiones claras, incluyendo una de Gabriel Martinelli y un buen disparo de Leandro Trossard, que forzaron impresionantes paradas de Gianluigi Donnarumma.
David Raya, por su parte, realizó una parada crucial en los minutos finales a Gonçalo Ramos, manteniendo el déficit en un solo gol.
Con el 1-0 en contra, el Arsenal se enfrenta a una tarea monumental en el partido de vuelta en París.
Adrián Montoro