
Cinco años después, el polémico combate entre Jon Jones y Dominick Reyes en UFC 247, celebrado en 2020, sigue siendo objeto de un intenso debate entre aficionados y expertos en artes marciales mixtas. Aunque Jon Jones defendió con éxito su título por decisión unánime, su victoria fue ampliamente cuestionada, ya que muchos observadores consideraron que Dominick Reyes había presentado una actuación lo suficientemente dominante como para merecer el triunfo.
La controversia en torno al resultado fue tan grande que incluso el presidente de UFC, Dana White, expresó públicamente su desacuerdo con las tarjetas de los jueces, sugiriendo que la decisión había sido un error significativo. Este combate se ha convertido en un ejemplo destacado de lo que se percibe como un “robo” en la historia reciente de UFC, alimentando discusiones continuas sobre las inconsistencias y la naturaleza subjetiva de los criterios de puntuación en las artes marciales mixtas.
Su legado como una contienda acaloradamente debatida subraya el impacto duradero de decisiones tan ajustadas y controvertidas en el deporte, manteniendo viva la pregunta de si Reyes fue despojado injustamente de su momento de gloria.