El FC Barcelona se ha proclamado campeón de La Liga tras derrotar a su acérrimo rival catalán, el Espanyol, por 2-0. Los goles de Lamine Yamal y Fermín López aseguraron la victoria que les permitió distanciarse definitivamente del Real Madrid y hacerse con el título liguero.
La celebración de los jugadores del Barça en el césped del RCDE Stadium se vio repentinamente interrumpida cuando los aspersores del campo se activaron. Este gesto, aparentemente de los empleados del Espanyol, buscaba dispersar a los futbolistas visitantes.
La situación recordó notablemente el incidente ocurrido exactamente dos años y un día antes, en el mismo estadio, cuando el Barcelona también ganó allí la liga en 2023. En aquella ocasión, la euforia de los jugadores del Barça en el campo terminó de forma abrupta cuando aficionados radicales del Espanyol invadieron el terreno de juego y persiguieron a los futbolistas, obligándoles a refugiarse rápidamente en el túnel de vestuarios.
Consciente de aquel peligroso precedente, el actual entrenador del Barcelona, Hansi Flick, reaccionó de inmediato al sonar el pitido final, haciendo gestos a sus jugadores para que abandonaran el campo y se dirigieran directamente al vestuario.
Sin embargo, muchos jugadores, especialmente los que estaban en el banquillo, no atendieron de inmediato la indicación del técnico y corrieron al césped para celebrar el título.
Esto derivó en un altercado con algunos jugadores del Espanyol, visiblemente molestos por la celebración del rival en su campo. Mientras jugadores experimentados como Ronald Araujo y Jules Koundé intentaban calmar los ánimos junto a Flick, los aspersores comenzaron a rociar agua con fuerza.
Aunque el objetivo era disuadir la celebración, el agua no detuvo a todos. Varios jugadores del Barcelona, entre ellos Alejandro Balde, Pau Víctor, Andreas Christensen y Dani Olmo, fueron vistos disfrutando del momento e incluso bailando bajo la lluvia artificial.
Mientras tanto, Hansi Flick continuó insistiendo en la retirada, llegando incluso a empujar con energía a miembros de su staff técnico y a los propios jugadores hacia el túnel para garantizar su seguridad y poner fin a la tensión en el campo.
A diferencia de la ocasión anterior, la policía antidisturbios desplegada en el estadio logró contener a los aficionados radicales del Espanyol detrás de la portería, evitando una invasión de campo masiva.
Cabe destacar que gran parte de la afición del Espanyol había decidido no ocupar sus asientos en protesta y había manifestado su deseo de que el partido fuera cancelado.
La jornada también estuvo marcada por graves incidentes ocurridos en las inmediaciones del estadio antes del encuentro, donde un coche arrolló a una gran multitud de aficionados.
Las imágenes mostraron un vehículo blanco que fue atacado con objetos por la multitud antes de acelerar bruscamente y embestir a las personas presentes. Varias resultaron heridas, y algunas llegaron a quedar colgando del parabrisas.
La policía catalana emitió un comunicado inicial señalando que se trataba de un accidente, supuestamente causado por una conductora que perdió el control de su vehículo.